El reinado de Dios se parece a una red echada al mar, que atrapa peces de toda especie. Cuando se llena, los pescadores la sacan a la orilla, y sentándose, reúnen los buenos en cestas y los que no valen los tiran. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Mt 13, 47-50
Y llegamos ya a la última parábola del c. 13. Es una parábola de juicio, como las que encontraremos en el capítulo 25. Y tanto aquí, al final del c. 13, como el mismo capítulo 25, colocado al final de los discursos, las enseñanzas, las obras y en todo ello, la presentación de la persona de Jesús, tienen un objetivo: decirnos lo que está en juego en nuestra respuesta.
Porque en la vida te la juegas. Desde las cosas pequeñas, en las que la elección de una cosa deja otra de lado -como pasa si tiras por el camino de la izquierda, que te obliga a dejar el de la derecha-, como si te comprometes en una opción vital, que irá configurando tus modos de mirar y de sentir, de ser -y pobre de ti si no te comprometes, porque esa aparente “no decisión” te marcará igualmente-… todo aquello que hemos recibido, todo lo que acabamos de escuchar a Jesús y ha resonado en nuestra vida reclamando una respuesta, requiere efectivamente que nos comprometamos en respuesta a Jesús, que nos ha invitado al Reino no solo con palabras y obras, sino con su misma vida.
Tú puedes pensar lo que pienses: que no es tu momento y que ya responderás más tarde. O que escuchaste el anuncio pero no era para ti, o que tienes cosas más urgentes que hacer y esta no lo es tanto, o que a ti Dios te quiere menos o… puedes excusarte como te parezca, pero eso no cambia el hecho de que Jesús, del modo como lo ha hecho -quizá con la lectura de estas entradas-, te llamaba a ti, te proponía a ti este modo de vida que requiere relación con él, que pasa por la relación con él, que es el regalo de la vida.
Puedes querer, o no. Puedes responder, o no. Pero la respuesta dice de ti y del camino que tomes en adelante.
En la vida, te la juegas. En lo grande como en lo pequeño, en lo que tanto te importaba como en lo que apenas podías atender… por eso importa tanto escuchar a Jesús que nos enseña de qué va la vida. Porque, hagas lo que hagas, en la vida te la juegas.
En concreto, te la juegas si te atreves a creer en nuestro Dios que se ha hecho hombre y nos ha cambiado la vida. Te la juegas si te atreves a creer, y a vivir, que lo que él ha hecho, ha dicho, ha sido, es la referencia absoluta para nuestra vida. Te la juegas si experimentas que el lugar que él ha consentido en la vida es el lugar, y que el modo de vida que ha sido el suyo es… el modo.
Si te atreves a creer esto, si vives para que se haga verdad en tu vida, ¡¡feliz Navidad, para ti y para todos aquellos a los que nuestro Dios quiere llegar a través de ti!!
Imagen: Greyson Joralemon, Unsplash