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Enamórate

Lectura del segundo libro de los Reyes (4,8-11.14-16a)

Sal 88,2-3.16-17.18-19

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6,3-4.8-11)

Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,37-42)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro.»

Puedes descargarte el audio aquí.

A veces, cuando escuchamos este texto del evangelio en el que Jesús expresa esas pretensiones de absoluto que lo ponen por encima del padre y la madre, por encima del miedo al sufrimiento, por encima del deseo de salvar la vida…. se nos hace un poco grande que hable así. Sale ese “yo refrenado” que le dice a Jesús “adónde vas…, ¿tú crees que hace falta tanto?”.

Además, en este texto, Jesús habla mucho de paga. Y habla también de paga el texto de la primera lectura, cuando Eliseo, agradecido a esa mujer que, siendo rica, necesita algo que no puede obtener, recibe de Eliseo la promesa de que tendrá un hijo… porque Dios, y los suyos, son generosos con los que son generosos.

También el texto del evangelio habla de esto: el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro. Quizá nosotros, cuando leemos esto, en lo primero que pensamos es en la paga. Corremos el riesgo de acercarnos a Jesús por lo que nos va a dar, y no por él mismo. A mí me conmueve que, para atraernos, nos ofrezca incluso esto, ¿tanto deseo de nosotros y de nuestra respuesta tienes, Jesús, que nos recuerdas lo que vamos a recibir para así atraernos mejor?

¿Puede ser que nos esté hablando de sí mismo? ¿Puede ser que el peso de la frase no esté en el “si tú das, yo te doy”, sino en el amor con que atiende hasta el menor gesto nuestro, mirando así a que nada se pierda? ¿Nos está revelando esa manera de mirar que ve en todo a Dios y su amor? ¿Esa forma de mirar que, viendo un profeta, se pone a servir en él al mismo Dios, y en un discípulo, ve a alguien en quien se refleja el rostro de Dios?

Quien mira así, no va por la paga, sino que está enamorado. Quien mira así, no mira por sí, sino que, en cada signo de Dios, persona, animal o cosa que se encuentra, reconoce al mismo Dios y le responde. Quien mira así es el hombre/mujer que desea, ante todo, responder con Amor al Dios que es Amor.

Eliseo, cuando esa mujer le trata bien, quiere colmarla como quien viene de Dios, puesto ella lo trata como a un hombre de Dios; la que recibe a un profeta porque es profeta, recibirá la gratitud de Dios por haber tratado así a uno de los suyos, tanto si lo atiende en algo importante como en algo diminuto. Lo que importa es que, habiendo visto a Dios en la persona del profeta, como al discípulo, porque reconoce en él/ella a Dios, recibirá el amor del mismo Dios en respuesta.

Imagínate esa vida en la que no te quedas en las cosas que se ven, sino que reconoces, en cada una de ellas, la presencia de Dios “oculto” en cada cosa. Imagínate que respondes a ese Dios que reconoces en todo, y que tratas a cada cosa y persona según la presencia de Dios que has reconocido ahí. ¿Te imaginas el amor con que responderías a la vida?

Si ves esto, damos un paso más, ¿te parece? Si vibras ante las personas/cosas porque reconoces en ellas la presencia de Dios, imagínate qué será cuando, puestos a vivir, y llevada quizá por el destello de este Dios encontrado “en” las cosas, por este destello que despierta tu amor, te ves llevad@, como Él, a responder desde el Amor que has conocido…

Entonces, es cuando entiendes…

que no es que no quieras a tu padre o a tu madre, sino que quieres a Dios muchísimo más que a ellos, porque Dios te ama mucho más que ellos.

que no se trata de que no quieras a tu hijo o a tu hija, sino que quieres a Dios muchísimo más que a ellos, de manera que el amor a tus hijos está en su lugar, porque el amor de Dios está en su lugar.

tampoco es que te guste la cruz, sino que lo que te atrae es Jesús, que ha consentido en la cruz para que tuviéramos vida, y nos ha mostrado que acogiendo el dolor por amor, te abres a la Vida. Y ahora, aunque la cruz no te guste, la coges con gusto porque en ella te unes a Jesús, y en él, todos los dolores están atravesados por el Amor.

 Está claro que no lo haces por la paga. Lo haces porque se te ha quedado prendido en el corazón el amor de Dios, y con ese amor, tú puedes mirar con Amor. Puedes ver el Amor de Dios presente en todas las cosas, pero no te quedas en ninguna de ellas, sino que por ellas vas a Dios.

No sé si tienes experiencia de esto… cuando Dios está en el lugar que le corresponde, la vida se ordena y todo ocupa el lugar que tiene que tener.

Pero estábamos hablando de amor. De un amor que te muestra que la dicha es ver a Dios presente “a través” de las personas y las cosas, de tal manera que eliges a Dios, eliges su Amor, en medio de todas las cosas.

“No hay nada más práctico que

encontrar a Dios.

Es decir, enamorarse rotundamente

y sin volver atrás.

Aquello de lo que te enamores,

lo que arrebate tu imaginación,

afectará todo.

Determinará lo que te haga levantar

por la mañana,

lo que harás con tus atardeceres,

cómo pases tus fines de semana,

lo que leas, a quién conozcas,

lo que te rompa el corazón

y lo que te llene de asombro

con alegría y agradecimiento.

Enamórate, permanece enamorado,

y esto lo decidirá todo.”

P. Arrupe

Puedes escucharlo también aquí.

Imagen: Davide Ragusa, Unsplash

5 comentarios en “Enamórate”

  1. Se me acelera el latido y la sonrisa del alma cuando me doy cuenta de eso que quiere Jesús para nosotr@s, para tod@s… De que amar a Dios en todo y mirar así, sin pesos ni calculadora, sería posible en mi vida a diario…se me llena el cuerpo de alegría!! Conozco ese modo, con cuentagotas, pero lo conozco y eso me hace cantar “Viva nuestro Dios!, qué hermosísimo es…”!!!
    Qué fortuna tan grande la nuestra, vasicos de barro tan amados… Que podamos dar de beber Tu Agua, que el Espíritu nos enamore de Ti, Señor!!
    Gracias por recordarme con este post ese modo posible…aquí, hoy, ahora…

    1. Inténtalo un rato, Nerea, y luego otro, y otro… y cuando se me olvida a mí, me lo recuerdas tú, y cuando se te olvida a ti te lo recuerdo yo, u otra persona, u otra… ¡qué bueno que el Espíritu, que se encarga de esto y de todo lo que importa, nos lo va recordando a cada rato! Aquí, hoy, ahora… ¡vive enamorada!

  2. Me encantó Teresa.. Gracias, gracias por ponerle palabras… ¡Qué preciosidad es vivir enamorada, así! Desde las entrañas hasta en los detalles más chiquitines en los.que consientes a su modo, que me recrea con amor y hace semejanza, embellece y llena de vida…. sí, así es, ese ie.deshaciéndote como la cera al calor de la luz y pase lo.que pase, porque todo cabe y nada sobra, no puedes querer otra cosa que ser lo que eres: moldeada, una sola cosa, con Jesús, el Amor..

    1. ¡¡Y cómo nos ayudamos al compartirlo, Pil!! ¡¡Gracias por poner palabras a las palabras del blog, enriqueciendo así nuestras experiencias y nuestro enamoramiento!!

  3. Cuando alguien está enamorado tiene un rostro especial.
    La mujer de Sunén captó el Amor, la santidad de Dios, en el rostro de Eliseo (que a su vez camina a la luz del rostro del Señor), lo acogió en su casa, se mostró generosa con Él y Dios mostró su misericordia con ella. Qué fluido amoroso más bello.
    Si vivo para Dios se reflejará en mi rostro alegría en los actos cotidianos y los demás recibirán el amor que Dios me da, así es como puedo llevar a Jesús.
    Y vivir para Dios es experimentar su presencia en las cosas y las personas.
    Gracias Teresa por esta oportunidad de reflexión.

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