Mt 5, 17-48… no copio más que el comienzo del fragmento, porque es muy largo… Corresponde a las antítesis de Mateo, que vamos a comentar en conjunto. O mejor: vamos a comentar una, y en ella encontraremos los criterios para leer las demás.
No penséis que he venido a abolir las enseñanzas de la ley y los profetas; no he venido a abolirlas, sino a llevarlas hasta sus últimas consecuencias. Porque os aseguro que mientras duren el cielo y la tierra la más pequeña letra de la ley estará vigente hasta que todo se cumpla. Por eso, el que descuide uno de estos mandamientos más pequeños y enseñe a hacer lo mismo a los demás, será el más pequeño en el reino de los cielos. Pero el que los cumpla y enseñe, será grande en el reino de los cielos. Os digo que si no sois mejores que los maestros de la ley y los fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Después de decirnos que estamos llamados a ser sal y a ser luz, Jesús nos habla del modo como se concreta ese ser sal y ser luz, cómo se vive la vida al modo del don de Jesús. En un evangelio tan judío como este, la propuesta de Jesús –y el mensaje con el que Mateo ayuda a su comunidad a enlazar lo antiguo y lo nuevo- viene a dejar claro que la ley nueva que viene a traer Jesús no deroga la antigua, sino que la cumple en plenitud. La Ley es don de Dios a Israel. Y las formas que tome a partir de Jesús la vida cristiana no van a negar la Palabra dada a Israel en el pasado, sino que van a mostrar su sentido pleno.
Por ello, nos dice, nada de “hacernos los listos” en nombre de Jesús negando, descuidando o enseñando a descuidar algo de lo que Dios ha dado a Israel. El que lo haga así, será el más pequeño en el reino de los cielos. A la vez, el modo de vivir este más que la ley nueva es respecto de la antigua, no se vive al modo antiguo, al modo de los maestros de la ley y los fariseos: Os digo que si no sois mejores que los maestros de la ley y los fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Tenemos que vivir al modo de Jesús, que ha llevado la Ley dada por Dios a Israel hasta sus últimas consecuencias, que se resumen en el amor a Dios y al prójimo. Pero no ha respetado la ley al modo de los maestros de la ley y de los fariseos, sino según el más del amor, que no conoce mandamiento pequeño. ¿Cómo se hace esto? Sólo Jesús puede enseñárnoslo, y lo hace a través de una serie de casos concretos que vamos a estudiar atentamente, para aprender a vivir del modo como Jesús nos enseña. El discernimiento no está exento de este modo de mirar, e intentaremos aplicarlo en su caso.
Me gustaría que tu actitud al leer esto no fuera desdeñosa, como quien está por encima de toda palabra referida a la ley –¡están tan lejos los judíos, y el mismo Mateo!-; que no fuera superficial, como quien ha escuchado esto mismo muchas veces sin que le afectara a la vida –sí, el más del amor, ya se sabe…-; que no fuera cínica –a ver si por poner más interés vamos a vivir lo que hasta ahora no hemos vivido-; que no asienta por costumbre –son palabras de Jesús… tendrá razón, aunque no sepa cómo ni me importe mucho-;
Me gustaría, si puede ser, que desempolvaras tu actitud de discípul@. Que te sentaras a los pies de Jesús mientras nos enseña estos cinco casos prácticos que hemos llamado las antítesis, y te dejaras enseñar… porque, ¿sabes?, si escuchas con fe las palabras de Jesús, aunque no sepas cómo vivirlas, aunque te desborden y te abrumen un poco (o un mucho), él hará lo demás. Él las hará verdad en tu vida, si escuchas con fe.
¡Allá vamos!
Imagen: Jordan Rubin, Unsplash