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Mirada de Jesús (V)

 La multitud se aglomeraba y él se puso a decirles: —Esta generación es malvada: reclama una señal, y no se le concederá más señal que la de Jonás. Como Jonás fue una señal para los ninivitas, así lo será este Hombre para esta generación. La reina del sur se alzará en el juicio contra esta generación y la condenará; porque ella vino del extremo de la tierra para escuchar el saber de Salomón, y aquí hay alguien mayor que Salomón. El día del juicio los ninivitas se alzarán contra esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien mayor que Jonás. No se enciende un candil para tenerlo escondido [o bajo un cacharro], sino que se pone en el candelero para que los que entran vean la luz. El ojo suministra luz a todo el cuerpo: por tanto, si tu ojo está sano todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si está enfermo, también tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Procura que tu fuente de luz no quede oscura. Si el cuerpo entero está en la luz, sin nada de sombra, tendrá tanta luz, como cuando un candil te ilumina con su resplandor. Lc 11,29-36

Como venimos haciendo, vamos a mirar este texto desde la mirada de Jesús.

Jesús empieza hablándonos de la luz que es él. Todos saben que la reina del sur se cruzó medio mundo para escuchar a Salomón. Todos saben que los ninivitas se convirtieron por la predicación de Jonás. Y Jesús es más que Salomón, y es más que Jonás… y vosotros no sabéis verlo.

Jesús nos dice que él es la luz, y nos dice que esa luz, su presencia en nosotros, es la luz que da luz a nuestro cuerpo y a nuestra mirada, así también si nosotros no acogemos la luz que es Jesús, estaremos a oscuras. Jesús nos ha dicho primero que él es la luz, y nos advierte que no dejemos de ver la luz que él es, como ha pasado a tantos hombres y mujeres de su tiempo.

Para ello, vamos a preguntarnos qué estamos viendo nosotros, y cómo lo estamos viendo: si mi mirada manifiesta la salud de quien vive unido, unida a Jesús, se notará en mi cuerpo y en mi modo de estar con los demás. Si mi mirada manifiesta la salud de quien lo transparenta a él en las actitudes, en el modo de ser, en las acciones, manifestaré que él está en mí, y viviré dando vida como él la ha dado, más allá de que haya quienes no se enteran o están, incluso, contra él.

¿Reconoces cuándo tu cuerpo está en la luz? ¿Sabes cómo hacer para conectar con la luz? ¿Es la oración, es la naturaleza, es el salir de ti en favor de los demás o la gratitud por lo que te rodea, o la certeza de ser bendecido, o de bendecir, o el abrirte a lo inesperado, o… lo que te conecta con la luz que es Jesús? Reconoce qué te hace bien, y ábrete a ello, que te llenará de luz e iluminarás…

Ojalá que la oración con este texto imprima en ti, un poco más, la mirada de Dios que se refleja en él.

Imagen: Alyssa Strohmann, Unsplash

2 comentarios en “Mirada de Jesús (V)”

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