En estas entradas leeremos el capítulo 20 del evangelio de Lucas. De las muchas cosas que podemos aprender en cada uno de los textos, hay una que es esencial: escuchar esta palabra como Buena Noticia que es, de manera que ilumine y configure nuestra vida al modo de Dios.
En esta entrada y en las que siguen, leeremos la Palabra así, como Buena Noticia.
Al pueblo le contó la siguiente parábola:
—Un hombre plantó una viña, se la arrendó a unos viñadores y se ausentó por bastante tiempo. A su debido tiempo envió un criado a los viñadores para que le entregasen el fruto que le correspondía. Pero los viñadores lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías.11 Envió otro criado. Pero ellos lo apalearon, lo insultaron y lo despidieron con las manos vacías.12 Envió un tercero, y ellos lo arrojaron malherido.13 Entonces dijo el amo de la viña: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo querido; quizás a él lo respeten.14 Pero los viñadores, al verlo, deliberaban entre ellos: Es el heredero; vamos a matarlo para quedarnos con la herencia.15 Lo echaron fuera de la viña y lo mataron.
Pues bien, ¿qué hará con ellos el amo de la viña?16 Irá, acabará con aquellos viñadores y entregará la viña a otros.
Al oírlo, dijeron:
—¡Dios nos libre!17 Él, mirándolos fijamente, les dijo:
—Entonces, qué significa eso que está escrito:
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.18 Quien tropiece con esa piedra se estrellará, a quien le caiga encima lo aplastará.19 Los letrados y sumos sacerdotes intentaron echarle mano en aquel momento, pues habían comprendido que la parábola iba por ellos; pero temieron al pueblo. Lc 20, 9-19
Empezamos nuestro comentario aclarando la parábola. En ella, Jesús nos está hablando de esta viña que es Israel, que es suya, y nos habla de que la ha arrendado a unos viñadores, los jefes de Israel, y que estos quieren apropiarse de ella, ocupando el lugar de Dios. La parábola nos describe cómo el Señor, ausente durante un tiempo (y llegando a encarnarse en la persona de Jesús, el Hijo, que ahora cuenta la parábola), ha ido enviando a sus mensajeros, testigos de Dios, personas que viven en su nombre, para entregar el fruto de esa viña/vida que Dios les ha dado. Ellos se niegan: a uno lo apalean y lo despiden, a otro lo apalean, lo insultan, y lo despiden con las manos vacías; al tercero lo arrojan malherido… La respuesta del señor, y esto también es buena noticia, no es la de enfurecerse con ellos, sino que aún hace más, lo hace todo: Enviaré a mi hijo querido; quizás a él lo respeten. ¡¡¡Sobrecogedora actitud la de Dios con su pueblo!!
Y estremecedora también, en un sentido turbio, la respuesta de los viñadores, que deliberando entre ellos como deliberaban los jefes la semana pasada, concluyen que lo mejor será matar al hijo para quedarse así con la herencia. Lo mismo que piensan hacer con Jesús… Buena noticia es que Jesús, con esta parábola les da una nueva ocasión de arrepentirse y volverse a Dios. Fracaso terrible es el que ellos, evidenciados, no solo no quieran arrepentirse, sino que se enciendan más en sus deseos contra él.
Jesús, la Buena Noticia de Dios, va a la muerte en obediencia al plan del Padre desde el comienzo. Desde el comienzo, la Buena Noticia es que el Dios que ha creado y va a redimir el mundo se entrega en nuestro favor amorosamente, para darnos vida. Y este modo suyo de ser en la historia lo revela, para quien cree, como piedra angular.
Pedimos al Espíritu que ilumine y transforme nuestras vidas, en favor de muchos, a la luz de lo que la Palabra que Dios viene a mostrarnos. Que la lectura de esta Buena Noticia te ayude a reconocerla en otros textos también.
Imagen: Isaac Meyers, Unsplash
