En estas entradas leeremos el capítulo 22 del evangelio de Lucas. De las muchas cosas que podemos aprender en cada uno de los textos, hay una que es esencial: escuchar esta palabra como Buena Noticia que es, de manera que ilumine y configure nuestra vida al modo de Dios.
En esta entrada y en las que siguen, leeremos la Palabra así, como Buena Noticia.
Quienes habían arrestado a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban. Tapándole los ojos le decían:
—Adivina quién te ha pegado. Y le decían otras muchas injurias. Al hacerse de día se reunieron los senadores del pueblo, los sumos sacerdotes y letrados, lo condujeron ante el Consejo y le dijeron:
—Si tú eres el Mesías, dínoslo.
Les respondió:
—Si os lo digo, no me creeréis, y si pregunto, no me responderéis. Pero en adelante el Hijo del Hombre estará sentado a la diestra de la Majestad de Dios. Dijeron todos:
—Entonces, ¿eres tú el Hijo de Dios?
Contestó:
—Como decís: Yo soy. Replicaron:
—¿Qué falta nos hacen los testigos? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca. Lc 22, 63-71
Quizá te preguntes porqué, en relatos tan dolorosos, hablamos de Buena Noticia. Aquí se nos habla de que Jesús, haciéndose uno de nosotros, se ha enfrentado a nuestra vida desde su humanidad sin pecado. Ha muerto por nuestros pecados y nos ha abierto el modo nuevo de nuestra humanidad. El que, por Jesús, nos abre el camino hacia una vida nueva.
En este pequeño fragmento que tenemos para hoy, vemos primero a Jesús despreciado, burlado, padeciendo muchas injurias. Viéndolo, nos acordamos de la profecía de Isaías (53, 7-8): como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. 8 Sin defensa y sin justicia se lo llevaron; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y fue herido por los pecados de mi pueblo.
Lo que había profetizado Isaías, se cumple en Jesús.
Vemos que Jesús no está ocupado de lo suyo: lo que me daña esto, parece mentira por todo lo que he hecho por todos… Jesús está atento a la comunión con el Padre, sostenido por el Espíritu, lo que nos muestra que hay otro modo de ser y de estar. El modo de Dios, que se vive desde la comunión y la entrega, y no desde lo nuestro. Jesús está apoyándose en el poder y el amor del Padre, habitado por el Espíritu, que es el único modo de vivirlo.
Después, cuando es conducido al Consejo, Jesús de nuevo responde la verdad: os diga lo que os diga, no vais a creer, por lo que todas vuestras palabras van a proceder de vuestros propósitos. En cambio, Jesús, que es de la verdad, les dice la verdad. No lo que le librará de la muerte, no lo que resulta aparentemente más fácil, sino la verdad: Yo soy.
Aprendemos en este relato de la Pasión, que no solo hemos de leer en Semana Santa, sino en todo momento de la vida, cómo se vive la vida con Dios en medio de nuestro mundo.
Pedimos al Espíritu que ilumine y transforme nuestras vidas, en favor de muchos, a la luz de lo que la Palabra que Dios viene a mostrarnos. Que la lectura de esta Buena Noticia te ayude a reconocerla en otros textos también.
Imagen: Nathan Dumlao, Unsplash