En estas entradas leeremos el capítulo 23 del evangelio de Lucas. De las muchas cosas que podemos aprender en cada uno de los textos, hay una que es esencial: escuchar esta palabra como Buena Noticia que es, de manera que ilumine y configure nuestra vida al modo de Dios.
En esta entrada y en las que siguen, leeremos la Palabra así, como Buena Noticia.
Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo, y les dijo:
—Me habéis traído a este hombre alegando que agita al pueblo. Mirad, yo lo he examinado en vuestra presencia y no encuentro en este hombre ninguna culpa de las que lo acusáis. Tampoco Herodes, pues me lo ha remitido y resulta que no ha cometido nada que merezca la muerte. Le impondré un castigo y lo dejaré libre. [[Por la fiesta tenía que soltarles a un preso.]] Pero ellos gritaron a una:
—¡Afuera con él! Déjanos libre a Barrabás. Barrabás estaba preso por un motín en la ciudad y un homicidio. Pilato se dirigió de nuevo a ellos, intentando dejar libre a Jesús; pero ellos gritaban:
—¡Crucifícalo, crucifícalo! Por tercera vez les habló:
—Pero, ¿qué delito ha cometido? No encuentro en él nada que merezca la muerte. Le impondré un castigo y lo dejaré libre. Pero ellos insistían a grandes voces pidiendo que lo crucificara; y redoblaban los gritos. Entonces Pilato decretó que se hiciera lo que el pueblo pedía. Dejó libre al que pedían, que estaba preso por motín y homicidio, y entregó a Jesús al capricho de ellos. Lc 23, 13-25
Vemos que en este texto que tenemos para hoy contemplamos la fuerza, la violencia, la razón aparente que se imponen sin ningún motivo. Vemos también la debilidad de los poderosos, que sucumben al miedo, a los gritos, a las amenazas de los sacerdotes como del pueblo.
Aquí quedan retratados el odio como la manipulación que nos dominan. El poder de la mentira en medio de nosotros. Pilato dirá, una y otra vez, que no encuentra culpa alguna en este hombre. Argumentará también ofreciéndoles un castigo, igualmente injusto, para librar a Jesús de la muerte. Argumentará que Herodes tampoco ha visto culpa alguna en él. Y sin embargo, esas débiles afirmaciones de justicia sucumben al miedo, a las amenazas del pueblo y de los sacerdotes, ante los gritos, ante la violencia.
Así sucede también en nuestro mundo, donde tantas veces tenemos la impresión de que el bien, la vida, no tienen lugar. Y Jesús, calla. Presente en medio de lo nuestro, lo está, pero de otro modo. De un modo sufriente, de un modo humilde, de un modo que calla ante el mal.
Se nos muestran aquí tantas otras formas del mal de nuestro mundo. Se nos muestran aquí las formas de la debilidad que se disfraza de fuerza, de la venalidad, de la apariencia de fuerza, de la mentira. Aprendemos así de Jesús, que es nuestro único referente en todo momento, cómo ser ante el mal, ante la mentira, ante el miedo.
El mal nos domina de tal modo que lo va asolando todo en nuestro mundo: Dejó libre al que pedían, que estaba preso por motín y homicidio, y entregó a Jesús al capricho de ellos.
Pedimos al Espíritu que ilumine y transforme nuestras vidas, en favor de muchos, a la luz de lo que la Palabra que Dios viene a mostrarnos. Que la lectura de esta Buena Noticia te ayude a reconocerla en otros textos también.
Imagen: Daniel-Lincoln-Ho, Unsplash