En estas entradas leeremos el capítulo 23 del evangelio de Lucas. De las muchas cosas que podemos aprender en cada uno de los textos, hay una que es esencial: escuchar esta palabra como Buena Noticia que es, de manera que ilumine y configure nuestra vida al modo de Dios.
En esta entrada y en las que siguen, leeremos la Palabra así, como Buena Noticia.
Había un hombre llamado José, natural de Arimatea, ciudad de Judea. Pertenecía al Consejo, era justo y honrado y no había consentido en la decisión de los otros ni en su ejecución, y esperaba el reino de Dios. Acudió a Pilato y le pidió el cadáver de Jesús. Lo descolgó, lo envolvió en una sábana y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca, en el que todavía no habían enterrado a nadie. Era el día de la preparación y estaba al caer el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea fueron detrás para observar el sepulcro y cómo habían colocado el cadáver. Se volvieron, prepararon aromas y ungüentos, y el sábado guardaron el descanso de precepto. Lc 23, 50-56
Contemplamos la muerte de Jesús. Adoramos a Jesús en este paso de su muerte. Amamos a Jesús, que ha muerto haciendo la voluntad del Padre, dando la vida por nosotros.
De nuevo nos encontramos aquí con esa limitación de lo nuestro, también en lo mejor de nosotros. José de Arimatea, que no ha podido hacer por salvar a Jesús, está ahora suplicando a Pilato que le entregue su cuerpo para darle una sepultura “como se merece”.
Asimismo, vemos a las mujeres que, después de observarlo todo el día anterior y de haber observado el día de precepto, se dirigen ahora al sepulcro con los aromas y ungüentos que han preparado. Son los mejores de entre nosotros, los que lloran y agradecen y aman al Maestro, al Señor, y aun así, ¡qué limitación! Limitación la de quienes solo pueden honrar al Señor en la muerte porque nosotros, sometidas al pecado, vivimos siempre vinculadas, vinculados a la muerte.
Reconoce cuántas de nuestras situaciones, de nuestros modos de mirar, se viven desde él: el miedo, la prevención, el terror ante las malas noticias, el pesimismo, la anticipación de lo malo… todo ello habla del modo como nuestra mirada está atravesada por la muerte.
Sin embargo, en esta oscuridad en que viven, estallará la Vida cuando resucite Jesús. No pueden ni imaginarlo, dominadas por la muerte como están. Pero estallará la vida.
Esta es la Buena Noticia que lo ha iluminado todo en nuestro mundo: Jesús Resucitado, que ha traído la vida allí donde solo imperaba la muerte.
Que la contemplación de estos capítulos de la pasión nos lleve, también, a vivir al modo de Jesús.
Pedimos al Espíritu que ilumine y transforme nuestras vidas, en favor de muchos, a la luz de lo que la Palabra que Dios viene a mostrarnos. Que la lectura de esta Buena Noticia te ayude a reconocerla en otros textos también.
Imagen: Mike Kenneally, Unsplash
