El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, es como aquel hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y se abatieron sobre la casa; pero no se derrumbó, porque estaba edificada sobre roca. Sin embargo, el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, es como aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, se abatieron sobre la casa, y esta se derrumbó. Y su ruina fue grande.
Cuando Jesús terminó este discurso, la gente se quedó admirada de su enseñanza, porque enseñaba con autoridad, y no como sus maestros de la ley.
En las entradas del capítulo 7 que hemos ido recorriendo hemos escuchado una serie de enseñanzas de Jesús que vienen a dar luz, a iluminar y orientar nuestra vida. Como verás, muchas Biblias, después de hablarnos del juicio y de la confianza, en muchas Biblias se presenta el resto de los discursos del capítulo 7 como una elección radical: elegir el camino ancho o el estrecho, ser un profeta falso o un profeta como Dios quiere, ser un discípulo al modo de Dios o ser alguien a quien él llama malvado.
Ahora, en esta última alternativa que recoge las anteriores, Jesús nos emplaza a la decisión que fundamenta todas las demás: escucharle a él, a lo que nos dice, y ponerlo en práctica, o no hacerlo. Si le escuchamos a él, no con los oídos, sino con toda nuestra persona (esto es, dejando caer todo lo que estorba para vivir al modo que Jesús nos propone, que ya has visto que es un modo semejante al suyo, y nos llena de vida), empezaremos a vivir de verdad. Mientras que si escuchamos pero no entregamos la vida a estas palabras que nos dice, entonces, nuestra vida se hundirá.
En este caso, Jesús nos muestra nuestra vida como una casa: una casa edificada sobre roca es la casa que se construye poniendo en práctica las palabras de Jesús. Y entonces, la vida vendrá con lo que la vida suele venir – Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y se abatieron sobre la casa… es decir, todas las cosas terribles que atentan contra nuestra vida-, pero la casa no se derrumba, no porque tú seas muy fuerte o construyas bien, sino porque la casa estaba edificada sobre roca: porque escuchar y poner en práctica lo que ha dicho Jesús es hacer que la vida se fundamente en él, que es roca firme y ha vencido a la muerte. Así, puede venir la vida con lo que venga, que no pasará nada.
Por el contrario, cuando uno escucha a Jesús pero no hace caso a lo que dice y sigue viviendo a su modo, vendrá igualmente la vida con su ración de dificultades y problemas –cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y se abatieron sobre la casa; pero no se derrumbó, porque estaba edificada sobre roca-, y tú te hundirás con todo ello, porque tiene fuerza para hundirte, y solo la fuerza de Jesús es más poderosa que la vida y nos permite afrontar lo que sucede en la vida, tan terrible muchas veces.
Como ves, Jesús no nos habla solo como un Maestro experimentado, sabio y bueno que nos quiere enseñar a vivir. Nos habla como quien es la Vida, y nos dice que poniendo en práctica lo que él dice y hace, enfrentamos a la vida al modo de Dios. Este es el vivir que une lo humano y lo creyente, que vemos que son uno en Jesús.
Esto lo notaba la gente cuando escuchaba a Jesús. Notaban que Jesús enseñaba de otro modo, con autoridad, como quien sabe qué importa en la vida, y qué no.
Y tú, que conoces a Jesús y que has escuchado sus palabras, no te quedes ahí, por favor. Pídele al Espíritu que te dé su fuerza para construir tu vida sobre las enseñanzas de Jesús, de manera que tu vida se construya bien y sea una casa en la que albergar a todos.
Una sugerencia, por si te ayuda: cae en la cuenta de que estas son las enseñanzas del mismo Dios que ha enviado a su Hijo para enseñarnos a vivir. ¿Qué tal si dedicas un tiempo a confrontar tu vida con ellas, de modo que sepas, con más lucidez y humildad cada vez, cómo fundamentar tu vida en lo que el Padre quiere? ¿Qué tal si te comprometes, siempre con su ayuda, a decir que sí a las palabras-vida que él nos ha dicho?
Imagen: Mike Márquez, Unsplash
Dame Señor sabiduría, para entender que aunque el mal es más fuerte que yo, Tú eres más fuerte que el mal.