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Una Buena Noticia (IV)

En estas entradas leeremos el capítulo 20 del evangelio de Lucas. De las muchas cosas que podemos aprender en cada uno de los textos, hay una que es esencial: escuchar esta palabra como Buena Noticia que es, de manera que ilumine y configure nuestra vida al modo de Dios.

En esta entrada y en las que siguen, leeremos la Palabra así, como Buena Noticia.

Un día que estaba enseñando en el templo y anunciando la Buena Noticia al pueblo, se presentaron los sumos sacerdotes y los letrados con los senadores2 y le dijeron:
—¿Con qué autoridad haces eso? ¿Quién te ha dado esa autoridad? Jesús les respondió:
—Yo a mi vez os haré una pregunta para que me respondáis. El bautismo de Juan, ¿procedía de Dios o de los hombres? Ellos discutían entre sí: Si decimos que de Dios, nos dirá que por qué no le creímos si decimos que de los hombres, el pueblo en masa nos apedreará, pues están convencidos de que Juan era profeta. Así pues, contestaron que no sabían de dónde procedía. Y Jesús les replicó:
—Pues tampoco yo os digo con qué autoridad lo hago
. Lc 20, 1-8

Un texto precioso para reconocer esta Buena Noticia de Dios en medio de Israel. En esta ocasión, Jesús está anunciando la Buena noticia en el templo, y esto no les gusta nada a los sumos sacerdotes, letrados y senadores. No les gusta porque reconocen que la gente le da autoridad, y esa autoridad que Jesús tiene no pasa por ellos sino que le viene de otra parte. La pregunta es violenta, como violenta es su actitud interna al ver cómo escucha la gente a Jesús hablar de Dios.

En esta ocasión, Jesús les responde de este modo. En otros casos Jesús responde de otro modo, o no responde porque es así como nos responde. Nos viene bien caer en la cuenta de esto porque a veces entendemos las palabras de Dios, o sus silencios, a nuestro modo, y es fundamental escuchar a Dios a su modo, para así poder encontrarnos con él.

En este caso, la respuesta que les da Jesús es una pregunta: una pregunta que remite a una acción suya en el pasado: El bautismo de Juan, ¿procedía de Dios o de los hombres? La pregunta que Jesús les hace indica, en primer lugar, su autoridad, y los coloca en otro lugar que aquel que traían. Ellos entran, cómo no, a responderle. Pero no lo hacen francamente, sino que se ponen a calcular: Si decimos que… nos dirá… si decimos qué… el pueblo… Así que se decantan por la respuesta tibia de quienes quieren proteger sus posiciones. La respuesta de quienes no quieren vivir en verdad, lo que nos revela que tampoco han preguntado en verdad.

Este modo de funcionar, que nos es tan conocido, es una mala noticia. Es una prueba de que en nuestras conversaciones, el intercambio que aparece como diálogo es muchas veces un intercambio de mentiras, un pulso de poderes, que nos manifiesta sometidos al mal.

Aquí, y esta es la Buena Noticia, está Jesús. Jesús es de la Verdad, y tanto en sus preguntas como en su negativa a responder hay una implicación con la realidad, una apertura a lo que el Padre le permite abrazar con su amor, con su verdad, con su libertad, para enseñarnos cuál es el verdadero modo de vivir como seres humanos.

Pedimos al Espíritu que ilumine y transforme nuestras vidas, en favor de muchos, a la luz de lo que la Palabra que Dios viene a mostrarnos. Que la lectura de esta Buena Noticia te ayude a reconocerla en otros textos también.

Imagen: David Clode, Unsplash

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