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Jesús, la Buena Noticia (III)

Me gustaría saber pintar a Jesús en movimiento. En un movimiento que todo lo que toca y lo llena de vida…

Se nos decía el principio del capítulo que, impulsado por el Espíritu, Jesús va a Galilea. En el texto de hoy se nos habla de que ha vuelto a Galilea después de que en Nazaret no han creído en la Buena Noticia que venía a anunciarles. En esa buena noticia que se dirige a los ciegos, a los oprimidos, a los pobres. Otra vez en Galilea, vemos a Jesús en acción, siendo esa buena noticia.

Comentamos Lc 4, 31-44.

Primero nos dice que los sábados enseñaba a la gente. Esa palabra de Dios que tantas veces reconocemos como verdad, aunque no sepamos luego cómo hacerla vida, Jesús la enseña con autoridad mostrando que lo que dice es la verdad. Al reconocer que es la verdad te alineas con ello y descubres que es al Espíritu al que hay que pedírselo. Descubres que es mirar a Jesús lo que te va a traer el reconocimiento de cómo se vive al modo de Jesús. Vemos que hay gente que, cuando escucha a Jesús enseñar, se maravilla porque enseña con autoridad. Autoridad no es que hables muy fuerte. Autoridad no es que hayas estudiado mucho, aunque pueda haber algo de todo esto. Autoridad, la verdadera autoridad, la que se nos graba dentro y nos llega hasta el fondo, es la autoridad de quien refleja en su vida las palabras que pronuncia. Esa es la autoridad que se ve en Jesús.

Se nos dice que en esa sinagoga donde Jesús está enseñando, entra un hombre poseído por el espíritu de un demonio inmundo que increpa a Jesús para estorbar su enseñanza. Le estorba para hablar con palabras que hacen ruido, estorban pues no sirven a lo que Jesús está trayendo. Palabras que son mentira. Jesús, con esa autoridad que tiene para enseñar, nos muestra que además de palabras, su autoridad viene avalada por obras de poder:  impulsado por el Espíritu realiza acciones de poder que liberan a las personas y les dan vida.

En esta misma pericopa manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen. Lo que hemos dicho de que no solo las palabras, sino que también sus obras son con autoridad, se hace patente aquí. Su fama se difunde por todas partes y llega a todos aquellos que están hambrientos, que están solos ,que están tristes, que están oprimidos, que se sienten encarcelados. A los que se saben pecadores. Todas esas personas recobran la esperanza ante la Buena Noticia de Jesús y se acercan a él. Algunos no lo buscan -se nos dice que la suegra de Pedro estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella, y Jesús se inclina sobre ella y la fiebre se va-. Jesús pasa como salud para nuestras dolencias, como caricia y fuerza sobre nuestros males, y despierta lo mejor de nosotros. Dice el texto que la suegra de Pedro se puso a servirles, porque una vez liberada tu enfermedad lo que deseas es responder con amor al Amor que has recibido.

Después se nos dice que todos los que tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban y él ponía las manos sobre cada uno y lo sanaba. Cada uno iba con su dolencia y Jesús da vida a todos: expulsa demonios porque muchos de nosotros la enfermedad que tenemos son demonios -el demonio de la envidia o el demonio de la ira o el demonio del miedo o el demonio de las adicciones o el demonio del trabajo- tantas cosas que son malas y nos dominan; tantas cosas que podían ser buenas y las vivimos mal… Por eso te decía al principio que a mí me gustaría pintar a este Jesús que va por todas partes amando, que va por todas partes bendiciendo, que va por todas partes enseñando que tanto sus palabras, como sus acciones, como su persona, son una bendición para todos aquellos hombres y mujeres que se acercan a él con fe.

A veces sin buscarlo, como en este caso se nos dice la suegra de Pedro, que son otros los que suplican por ella. Eso nos hace caer en la cuenta de que suplicarle a Jesús por algunos que no suplican por el motivo que sea…porque están demasiado enfermos o demasiado heridos para suplicar, o porque no son conscientes por lo que sea y nosotros podemos hacerlo-. Jesús nos libera de nuestros demonios, nos cura nuestras enfermedades.

El texto nos dice también que nosotros tendemos a querer apresarlo: quédate con nosotros y lo retenían para que no se fuese… Pero Jesús sigue caminando, sigue siendo esa luz del mundo que quiere ir más allá… también a las demás ciudades tengo que llevarles la buena noticia del reinado de Dios porque para esto he sido enviado. Va a predicar por todas las sinagogas de Judea y de Galilea, y esa Buena Noticia del Evangelio es la buena noticia que llega hasta el día de hoy, porque a lo largo de los siglos Jesús sigue entre nosotros. Sigue enseñándonos con autoridad y reconocemos sus palabras como palabras de vida. Cuanta más fe tengamos para acoger estas estas palabras vida que son las suyas, más transformarán nuestra vida.

Jesús sigue curándonos de nuestras dolencias de cuerpo, de afectos, de espíritu, y sigue viniendo a nuestros caminos. Está deseando no solo venir a nuestras a nuestras dolencias sino a nuestras ciudades, a nuestras casas, a nuestros corazones, ¡por toda la tierra para sanarlo todo! A veces pasará que hay algunos y algunas que no le piden, que no se acercan, y quizás somos nosotros quienes nos tenemos que acercar a Jesús pidiéndole por esas personas como aquí dice le suplicaban que la curara.

Qué distinta es la vida así, ¿verdad? Esta vida en la que Jesús está pasando por nuestra vida, caminando a nuestro lado…

La última palabra del evangelio de Mateo dice Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28, 20). Jesús camina para siempre a nuestro lado enseñando, curando, estando con nosotros, siendo presencia de bendición, presencia de amor, presencia de vida. Nos da así la ocasión de ser de aquellos que reciben su Buenas Noticia, que se alegran con ella, porque esta buena noticia es lo que te cambia la forma de vivir, como le pasa a la suegra de Pedro que una vez que no tiene ese mal dentro se entrega a amar y servir a otros.

Este Evangelio, que se cumple hoy, que se cumpla en tu vida. Que te dé vida para que des vida.

Imagen: Sincerely Media, Unsplash

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